Enterrada en vida
No hay una tumba, o tierra encima; ni siquiera es real.
Sólo es mi mente que lo imagina y mi corazón que sólo lo hace más real al sentirlo y que poco a poco se rompe lentamente como una nuez apresada en un nuecero.
Cruje, una y otra vez, como la madera cuando está crepitando en el fuego. Pedacitos caen de mi pecho, al
(
Read more... )